domingo, 15 de abril de 2012

La Enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia en nuestro medio. Es una enfermedad degenerativa que aparece de forma lenta y no reversible, que afecta a la memoria, pero también a otras funciones cognitivas o neuropsicológicas como la atención, las gnosias (reconocimiento de objetos, formas, etc...), funcionamiento ejecutivo, lenguaje, etc.

Actualmente no existen pruebas específicas de neuroimagen o análisis clínicos que nos ayuden a detectarla de manera precoz. La herramienta más eficaz para realizar esta detección precoz es la exploración neuropsicológica de medidas repetidas. Es decir, se evalua el funcionamiento neurocognitivo del paciente y si no queda clara la prosible existencia de una afectación del cerebro de dicho paciente se vuelve a realizar una nueva evaluación pasado un margen de tiempo de al menos seis meses. Con esta segunda medida ya se puede precisar más si está ocurriendo algo en ese cerebro.

De cara al tratamiento la detección precoz de la enfermedad es de vital importancia. Más allá del tratamiento farmacológico, una intervención de estimulación cognitiva destinada a incrementar la reserva cognitiva del paciente es clave en el mantenimiento de las funciones cognitivas de estos pacientes y, por tanto, que el paciente mantenga durante un mayor tiempo su memoria, su identidad y su funcionalidad.


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